Ahorrar para jubilación si eres joven: empieza pronto y sé constante con pequeños esfuerzos
Es conveniente empezar a ahorrar siendo joven, aunque tus ingresos sean bajos. Sé constante, con pequeños sacrificios recurrentes, y los resultados a largo plazo serán óptimos. Puedes usar aplicaciones tecnológicas existentes para saber cuánto necesitas ahorrar, como puedes mejorar la administración de tu economía personal para encontrar importes para el ahorro, y finalmente qué tipo de productos de ahorro-inversión son más adecuados para ti.
Es importante empezar a ahorrar pronto porque en el ahorro a largo plazo (por ejemplo, para la jubilación) el horizonte temporal juega a favor del ahorrador: el efecto de la capitalización financiera y el interés compuesto (la rentabilidad) sobre aportaciones realizadas mucho tiempo antes de su rescate hace multiplicar el ahorro acumulado. El interés compuesto consiste en que las rentabilidades que se van logrando con las inversiones se unen al capital sobre el que aplica el rendimiento, de forma que el capital de base va creciendo y por lo tanto, si se mantiene constante la tasa de interés, también van creciendo las ganancias. En cambio, ahorrar para un objetivo con poco tiempo hace que el esfuerzo económico que hay que hacer sea mayor, porque no se contará apenas con ese apoyo de la rentabilidad del interés compuesto. Empezar a ahorrar durante los primeros años de vida activa permite a los jóvenes poder combinar el ahorro para diversos objetivos o metas (imprevistos, coche, vivienda, estudios, vacaciones, jubilación…), sin tener que esperar a ir cumpliendo cada uno de ellos, lo que penalizaría el ahorro para objetivos de más largo plazo. Además, ayuda a familiarizarse con la planificación financiera, con los productos de previsión social e inversión, y con la importancia de prevenir imprevistos que, en casi todos los casos, surgen durante la vida. En definitiva, forjar en nosotros una cultura del ahorro y de la planificación financiera.
Querer y poder ahorrar no es fácil
Durante los primeros años de nuestra vida activa son muchos los gastos y las prioridades con las que nos encontramos: vivienda, seguir formándose, además de disfrutar del día a día a través del ocio. Luego vienen los hijos que suponen un gasto importante. Además, en España los salarios son bajos en relación a la media de otros paises europeos. El salario medio en España a mitad de 2019 era de 23.645 euros, siendo 18.000 euros el salario más habitual. La situación de los jóvenes es aún peor: el salario medio de los que tienen entre 25 y 29 años no llega a los 16.000 euros, y de los de 30 a 34 años de 19.340. Además, el paro entre los menores de 30 años, antes de la pandemia de COVID19, superaba el 32%. A lo anterior se añade que, debido al sesgo conductual del presente, según el cual las personas preferimos las gratificaciones de corto plazo a la felicidad de largo plazo, es difícil sacrificar ingresos del presente, no consumiéndolos, y enviarlos al futuro para que “Mi Yo del Futuro” tenga una mejor vida. No obstante, mientras se tenga un empleo estable y unos ingresos regulares, así como unos gastos esenciales normales, habitualmente se puede ahorrar, al menos un poco. En la mayoría de los casos, salvo en personas con altos ingresos, ahorrar implica un sacrificio, así como un ejercicio de disciplina en la gestión de la economía personal, haciendo pequeñas renuncias al consumo. No se trata de hacer grandes acciones, sino de pequeños sacrificios para encontrar esa “porción” de nuestros ingresos mensuales a destinar recurrentemente al ahorro Hay centenares de pequeños ejemplos. Algunas acciones son:- Reducir ciertos gastos no esenciales, incluso sin renunciar a ellos. Algunos ejemplos:
- Destinar remanentes del consumo al ahorro. Por ejemplo:
- Destinar el redondeo de las compras a productos de ahorro. Esto es posible gracias a algunas APPs que o bien redondean el precio de las compras (por ejemplo en comercios y supermercados) y depositan la diferencia entre el precio redondeado y el precio efectivo, normalmente céntimos o euros, en una cuenta de ahorro o un producto de ahorro. Esta pequeña acción, casi invisible, multiplicada por decenas de veces al mes y centenares de veces al año supone tras años un importe nada desdeñable.
- Además, en el futuro será muy posible que puedas cambiar puntos y descuentos futuros de tarjetas de fidelización (supermercados, tiendas de moda, líneas aéreas, gasolineras, etc.) por dinero que sea directamente aportado al producto de ahorro.
Cambia la fórmula de cómo gastas los ingresos obtenidos
Es conveniente ordenar nuestra economía personal, es decir, nuestra cuenta de ingresos y gastos.Muchas personas actúan de la siguiente manera:
- Primero Ingresos (salarios, ingreso autónomos, etc)
- Luego... Gasto
- Gasto en mis necesidades básicas (comida, vivienda, suministros, transporte, gastos hijos...).
- Después gasto en mi ocio (salir con amigos y pareja, restauración, vacaciones, hobbies...)
- Finalmente... Ahorro e Inversión: el excedente que me sobra, si lo hay, lo destino a ahorrar.
Pero el orden de la fórmula debería sustituirse por la siguiente:
- INGRESO.
- Gasto en mis NECESIDADES BÁSICAS (comida, vivienda, suministros, gastos hijos...)
-
Gasto invirtiendo en mi FUTURO PROFESIONAL (formación: masters, idiomas...)
-
AHORRO una cantidad constante mínima a la que me comprometo cada mes. Sí hay épocas en las que me puedo ahorrar más (por tener más ingresos, o menos gastos, o ambos) incremento mi ahorro. La cantidad ahorrada dotará primero un fondo para imprevistos (4 a 6 meses de salario) y luego irá destinándose a los distintos objetivos de ahorro a corto, medio y largo plazo.
- Finalmente, el excedente que me sobra lo destino a GASTO EN OCIO, HOBBIES, y en otros gastos superfluos.