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Salud financiera   7 Ene 2019

El perfil de riesgo en el ahorro para la jubilación

Autor

Instituto BBVA de PENSIONES

El ahorro para la jubilación es un proceso de largo plazo, ya que conviene empezar pronto a llevarlo a cabo. Pero su implementación no es igual en todas las fases de nuestra vida.

Hemos tratado en numerosas ocasiones la importancia de planificar nuestra jubilación desde una edad lo más tempranamente posible. España es un país que disfruta de un completo sistema de previsión social, mediante el cual se cubren importantes necesidades como son la atención sanitaria o la provisión de pensiones a los jubilados.

El futuro del sistema pasa por seguir contando con un importante sistema público de previsión, pero para garantizar la sostenibilidad del mismo es importante llevar a cabo reformas, muchas de las cuales se encuentran ya en marcha y otras en proyecto, que pueden tener incidencia en nuestra futura jubilación.

¿Por qué es importante ahorrar para la jubilación?

La jubilación es un hito en la vida de una persona en muchos aspectos. Uno de ellos es que finaliza una relación profesional, por cuenta ajena o por cuenta propia, para pasar a una etapa de inactividad. Esto tiene una repercusión directa en los ingresos, puesto que la jubilación normalmente constituye solo un porcentaje sobre el último salario en activo. La salud del sistema y la eficacia de las reformas nos llevarán a que ese diferencial, también conocido como “tasa de sustitución” sea mayor o menor.

Por tanto, y dependiendo de algunas variables personales, como el nivel de vida que deseemos mantener o la nueva estructura de gastos a la que nos enfrentemos una vez jubilados, la mayoría de las personas necesitará complementar la pensión pública con ahorro privado para disfrutar de una jubilación acorde con sus expectativas.

El perfil de riesgo

El perfil de riesgo de un ahorrador viene definido, en términos sencillos, por el nivel de riesgo en qué puede incurrir. Recordemos que, cuanta mayor rentabilidad pretendamos obtener de un ahorro, mayor nivel de riesgo deberemos estar dispuestos a asumir. No hay fórmulas mágicas para evitar este binomio.

Perfiles de riesgo hay tantos como individuos, puesto que cada uno tiene sus propias peculiaridades y variables a considerar. Una clasificación sencilla y conocida por muchos puede ser:

  • Ahorrador conservador: Busca preservar el capital evitando riesgos
  • Ahorrador moderado: Puede incurrir en algo de riesgo buscando una rentabilidad algo superior.
  • Ahorrador decidido: tiene margen de maniobra para asumir riesgos notablemente mayores a la espera de obtener rentabilidades más elevadas

¿Cómo aplica en el ahorro para la jubilación?

A veces partimos de la errónea creencia de que el ahorro es una simple práctica de acumulación e inversión de capital independientemente de otras circunstancias, cuando realmente es una tarea que requiere planificarla: analizar de qué puntos partimos, a qué punto queremos llegar, de qué plazo disponemos, etc.

El caso del ahorro para la jubilación, no es una excepción. Veamos los principales puntos a tener en cuenta:

  • 1. El ahorro para la jubilación es uno de los objetivos de ahorro más relevante de nuestra vida, puesto que incide muy directamente en una etapa de la misma donde estamos limitados a nivel de actividad profesional y nuestros ingresos son menores. Por tanto, debemos ser muy cautelosos con el mismo y tener muy claro en qué fases podemos asumir riesgos y en qué fases no.
  •  2. La jubilación, a pesar de ser un objetivo que solemos ver lejano en el tiempo, requiere planificarla con mucha antelación. En primer lugar para dosificar el esfuerzo de ahorro entre más años. En segundo lugar, para aprovechar los primeros años de vida laboral, donde tenemos margen para asumir ciertos riesgos controlados.
  • 3. En el ahorro para la jubilación, como mencionábamos anteriormente, es probablemente donde más claro hay que tener que el perfil de riesgo evoluciona. En los inicios, con un largo horizonte temporal por delante para la jubilación, podemos ser “decididos”. Podemos, puesto que tenemos margen de maniobra, optar a mayores rentabilidades y dejar que el ahorro “trabaje” a medio plazo en productos con un componente de riesgo que en medios y largos plazos suelen tener resultados positivos. En una etapa intermedia entre nuestros inicios laborales y la jubilación, seguimos teniendo margen de maniobra, pero lógicamente menos. Podemos asumir inversiones con un cierto componente de riesgo, pero de manera más controlada. Nuestro perfil de riesgo es “moderado”. Aproximándonos a la jubilación, el objetivo prioritario debe ser consolidar el ahorro y trasladarlo a productos de ahorro cuyo enfoque sea el de preservar el capital. Tras muchos años de esfuerzo ahorrador, nos hemos juntado con un capital considerable cuyo destino es de máxima importancia: complementar nuestra pensión pública. En esta fase nuestro perfil es “conservador”: no podemos poner en riesgo dicho cometido.

Como vemos, el ahorro para la jubilación es un viaje de largo recorrido en el que es importante saber en qué estaciones debemos bajarnos de un tren para subirnos a otro adecuado a nuestras nuevas circunstancias.

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