Es improbable que la esperanza de vida crezca significativamente en este siglo, según un reciente estudio
Para que la esperanza de vida al nacer alcance los 110 años, requeriría la cura o eliminación de la mayoría de las principales causas de muerte.
El artículo científico "Inverosimilitud de la prolongación radical de la vida en los seres humanos en el siglo XXI", publicado en nature ageing,examina la esperanza de vida humana, específicamente el concepto de "extensión radical de la vida" que implica un aumento acelerado de la esperanza de vida.
El estudio utiliza datos demográficos de supervivencia, desde 1990 hasta 2019, de los países con las poblaciones más longevas, incluyendo Australia, Francia, Italia, Japón, Corea del Sur, España, Suecia y Suiza, así como Hong Kong y Estados Unidos. El estudio ha sido realizado por S. Jay Olshansky, Bradley J. Willcox, Lloyd Demetrio y Hiram Beltrán-Sánchez.
Conclusiones del Informe
Los autores analizan las tendencias recientes en las tasas de mortalidad y la esperanza de vida, y concluyen que la extensión radical de la vida es improbable en este siglo XXI debido a la desaceleración observada en el aumento de la esperanza de vida y la creciente dificultad para reducir la mortalidad. El artículo también explora las implicaciones de estos hallazgos para la planificación de políticas públicas y la proyección actuarial.
Principales hallazgos del Estudio "Inverosimilitud de la prolongación radical de la vida en los seres humanos en el siglo XXI"
El estudio analiza la credibilidad de una extensión radical de la vida humana en el siglo XXI, utilizando datos demográficos de los países con las poblaciones más longevas. Los autores argumentan que, si bien la esperanza de vida aumentó significativamente durante el siglo XX, es poco probable que este ritmo de crecimiento continúe, y que una extensión radical de la vida, entendida como un aumento anual de 0,3 años sobre la esperanza de vida al nacer, es improbable en este siglo XXI.
El artículo profundiza en estos puntos principales:
- Desaceleración del aumento de la esperanza de vida. El análisis de las tendencias de mortalidad desde 1990 muestra que las mejoras en la esperanza de vida se han desacelerado en todos los países estudiados, excepto en Corea del Sur y Hong Kong entre 1990 y 2000. En todas las poblaciones, incluida Hong Kong, en la década más reciente la aceleración en la esperanza de vida es más lenta que en la última década del siglo XX.
Imagen. 1: Variación media anual de la esperanza de vida al nacer (en años), por década, en nueve países con la esperanza de vida más alta y en los Estados Unidos: décadas de 1990, 2000 y 2010.
- Probabilidad muy baja de supervivencia hasta los 100 años. La probabilidad de que las cohortes nacidas en la actualidad sobrevivan hasta los 100 años es del 5.1% promedio para las mujeres y del 1.8% para los hombres en los países estudiados. En estos ocho países con las poblaciones más longevas, así como en Hong Kong y Estados Unidos, el estudio no encuentra ninguna población que se acerque al 50% de supervivencia hasta los 100 años.
- Mayor dificultad para aumentar la esperanza de vida. La reducción de la mortalidad necesaria para aumentar la esperanza de vida en un año es cada vez mayor. En los nueve países analizados en este caso (y Hong Kong), la reducción porcentual en la mortalidad total requerida para aumentar la esperanza de vida en 1 año ha aumentado en relación con 1990.
Imagen 2. Cambio anual en el registro de la esperanza de vida al nacer en diez países desde 1950 hasta 2019.
- Compresión de la edad a efectos de mortalidad: La distribución de la edad en el momento de la muerte se ha comprimido en las últimas décadas, lo que indica que las personas mueren en un rango de edad más estrecho. Este hecho demuestra que la edad en el momento de la muerte, de hecho, se ha comprimido en una ventana de tiempo más corta en los confines de la supervivencia humana.
- Dificultad para lograr una extensión radical de la vida: Los autores del estudio estiman que para que la esperanza de vida al nacer alcance los 110 años, las tasas de mortalidad tendrían que disminuir drásticamente en todas las edades, lo que requeriría la cura o eliminación de la mayoría de las principales causas de muerte. En el caso de las mujeres, cuya esperanza de vida alcanza los 88 años en los países con poblaciones longevas, la magnitud de la reducción de las tasas de mortalidad sería marcada.
- Importancia del envejecimiento biológico: Los autores concluyen que, a no ser que se puedan desarrollar terapias que retrasen significativamente el envejecimiento biológico, es improbable que la extensión radical de la vida humana ocurra en este siglo.
Según el estudio, los seres humanos se están acercando a un segundo límite blando, utilizando los mismos criterios establecidos por aquellos que han argumentado durante las últimas tres décadas que no hay límite para la longevidad humana o, si lo hubiera, no estaba fijado.
Implicaciones de estas estimaciones, según el Estudio
Se mencionan las siguientes implicaciones:
- A efectos de planificación de la jubilación: los sistemas públicos de pensiones, planes de pensiones y planes de jubilación deben considerar la improbabilidad de una esperanza de vida de 100 años.
- Industria de seguros: Las compañías de seguros deben tener en cuenta la evidencia de la desaceleración del aumento de la esperanza de vida al calcular las primas y las reservas.
- Investigación en gerontología. Se necesitan más investigaciones sobre las intervenciones que pueden retrasar el envejecimiento biológico para aumentar la esperanza de vida y la salud humana.
Conclusión
Este estudio desafía las predicciones optimistas sobre la extensión radical de la vida humana y destaca la importancia del envejecimiento biológico como un factor limitante clave. Enfatiza la necesidad de un cambio de enfoque en la investigación gerontológica, desde el tratamiento de enfermedades hasta la modulación del propio proceso de envejecimiento.