España envejece: la importancia del ahorro personal
La tasa de sustitución de la pensión pública en España puede pasar del 75% actual a niveles del 60% en pocas décadas
España ha gozado y goza actualmente de uno de los sistemas públicos de pensiones más generosos en el mundo en lo que a cuantía de la pensión pública se refiere.
Actualmente, un trabajador español que acceda a la jubilación pasará a cobrar, en media, una pensión pública equivalente a aproximadamente el 75% del sueldo que percibía en su última etapa como trabajador activo. A esta magnitud porcentual se le conoce como tasa de sustitución de las pensiones públicas.
Para poner en perspectiva el sistema español con el de los principales países de su entorno, cabe resaltar que la tasa de sustitución media de los países de la OCDE ronda el 60% y que en países del entorno europeo como Reino Unido o Irlanda se sitúa en el entorno del 45%.
Esta mayor cobertura de las pensiones públicas ha provocado una mayor despreocupación entre los españoles en el ahorro para la jubilación, convencidos de que el Estado garantizará su bienestar en esta etapa de la vida gracias a una pensión pública suficiente. Esto, y dependiendo lógicamente de las expectativas de cada uno para su propia jubilación, puede ser discutible en el presente. Sin embargo, el futuro apunta a una realidad muy diferente y que se hace esencial que conozcamos.
España, uno de los países más destacados en indicadores de longevidad…
Viviremos más, y esto sin duda es una gran noticia. España se encuentra a la cabeza de los países con mayor longevidad, gracias a factores como su clima, su dieta o su sistema sanitario. El repunte de la esperanza de vida será especialmente pronunciado desde principios de la próxima década y se espera que la esperanza de vida de las mujeres pase de los actuales 86 años a más de 90 en el año 2050 y la de los hombres se incremente desde los actuales 80 años a más de 86 ese mismo año.
… y no especialmente bien posicionado en términos de natalidad
El impacto de la mayor longevidad no sería especialmente importante en una sociedad si va acompañado de una tasa de natalidad adecuada. Este no es el caso en España, cuya tasa bruta de natalidad se encuentra en retroceso y pone en serio riesgo el reemplazo generacional, abocando a la estructura de población a un notable envejecimiento.
Las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística son contundentes a este respecto: El número de pensionistas se habrá duplicado hacia el año 2052 mientras que el número de personas en edad de trabajar se habrá reducido un 33%.
Impacto en el sistema de pensiones
El sistema de pensiones en España se basa en el principio de reparto, mediante el cual las cotizaciones de los trabajadores en activo financian las pensiones existentes en ese momento.
Este mecanismo, unido a las proyecciones demográficas anteriormente descritas nos conducen a una situación de enorme presión para el sistema de pensiones: hacia el año 2050, la tasa de dependencia se encontrará en niveles del 100%, lo que quiere decir que cada persona que se encuentre en activo sostendrá a una persona inactiva.
Esta situación es una de las más desafiantes a las que se puede enfrentar un sistema de pensiones, presionado por un crecimiento en el número de beneficiarios y una disminución en el número de contribuyentes.
Con el objetivo de hacer frente a estos retos, la mayoría de los países desarrollados están en proceso de reformar sus sistemas de pensiones para hacer de ellos sistemas en buen estado de salud, sostenibles y suficientes a largo plazo.
Medidas como las introducidas en las recientes reformas en España que incrementan la vida laboral hasta los 67 años o que vinculan la cuantía de las pensiones a la esperanza de vida con común denominador en muchos países de nuestro entorno.
Por qué es esencial ahorrar
Todas estas reformas van camino de conseguir esa sostenibilidad de las pensiones públicas a largo plazo, pero dado que la situación de envejecimiento de la población va a ser una constante, habrá que pagar un precio por mantener la salud del sistema.
Ese precio vendrá dado por una menor cuantía en las pensiones públicas, algo que se anticipa en la lógica de que si una persona vive más años como pensionista, y además cuentan con menos trabajadores sosteniendo el sistema, la cuantía anual de las pensiones deberá ser menor.
De hecho, y si las reformas que otros países han iniciado antes que España son una pauta para el devenir de las realizadas en nuestro país, contaremos con pensiones públicas menos generosas en el futuro, viéndose reducida la mencionada tasa de sustitución del 75% a niveles del 60%.
En ese escenario, la pérdida de poder adquisitivo al pasar a la jubilación será notablemente mayor, y el esfuerzo para completar los ingresos que nos proporcione la pensión pública hasta el nivel de ingresos que deseemos será mayor y solo podrá ser realizado habiendo realizado una rigurosa planificación de la jubilación basada en un ahorro constante y llevado a cabo con la mayor antelación posible.