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Salud financiera   4 Nov 2020

La inflación negativa y su impacto en el ahorro

Autor

Instituto BBVA de PENSIONES

La evolución de los precios es una de las variables que más pueden condicionar nuestro ahorro

Tipos de interés reales negativos, inflación negativa… En el escenario económico actual encontramos indicadores que se encuentran en niveles históricamente bajos. La inflación es uno de ellos.

¿Qué es la inflación?

En una economía de mercado, los precios de los bienes y servicios que se ofertan están sometidos a variaciones. Cuando la tendencia en estos precios de forma general, y no solo en determinados artículo es creciente, hablamos de que existe inflación.El resultado inmediato es que el dinero pierde poder de compra, pues con la misma cantidad, se podrán adquirir menos bienes o servicios por el efecto de este incremento.En España la inflación se mide oficialmente a través del Índice de Precios al Consumo (IPC), que mide la evolución del conjunto de precios de los bienes y servicios que consume la población residente en viviendas familiares en España y que calcula el Instituto Nacional de Estadística (INE).

¿Cuál es la tasa de inflación actual en España?

En el mes de octubre de 2020, se ha registado una inflación interanual del -0,9%, cinco décimas superior a la del mes de septiembre ( -1,4%).Nos encontramos por tanto en un escenario de inflación negativa. ¿Podría hablarse de deflación? Técnicamente no, puesto que la deflación requiere que la situación de caída del nivel de precios sea prolongado (al menos durante dos semestres consecutivos, según parámetros del Fondo Monetario Internacional).

Influencia de esta bajada de precios en el ahorro

Por un lado el efecto positivo es evidente: Al igual que el incremento de los precios resta poder adquisitivo a nuestro ahorro, un descenso en el nivel de precios de una economía elevará el poder adquisitivo del ahorro en manos de sus ciudadanos. Es decir, si un ahorrador dispone de su capital acumulado tras un periodo de inflación negativa o deflación, podrá adquirir más bienes y servicios con ese ahorro del que podría haber adquirido en un momento pasado.La rentabilidad de una inversión debe ser siempre contemplada de manera “neta”, es decir, descontado el efecto de la inflación (positiva o negativa). En un escenario como el actual, en el que un inversor acumulase una rentabilidad “bruta” de, por ejemplo, el 3%, a esta tasa deberá adicionarle la ganancia que le ha generado ese poder adquisitivo adicional que provoca el descenso de los precios.Por otro lado es importante tener en cuenta que, ante una situación de caída de los precios, nos vamos a encontrar en un escenario de tipos de interés bajos o muy bajos, ya que una de las principales medidas de las que disponen los bancos centrales para combatir este fenómeno es la de reducir el precio del dinero (o lo que es lo mismo, los tipos de interés) para estimular la economía. Con menores tipos de interés es más barato consumir e invertir. Este escenario, de hecho, es en el que nos encontramos actualmente, donde los tipos oficiales por parte del Banco Central Europeo se encuentran en niveles muy bajos.Por tanto, tenemos una doble lectura de esta situación: Por un lado el descenso de los precios va a incrementar el poder adquisitivo de nuestro ahorro, pero por otro nos va a llevar a una situación de tipos de interés reducidos en la que es más difícil rentabilizar dicho ahorro, especialmente en el caso de perfiles de inversión conservadores que deben eludir activos de riesgo.En el ahorro para la jubilación, que es un ahorro relevante no solo por la finalidad y la importancia del mismo, sino también por tratarse de un ahorro a largo plazo, la evolución de los precios puede tener un impacto importante. Es esencial en las revisiones periódicas de nuestro plan hacer especial hincapié en comprobar que la rentabilidad neta (descontado el efecto de la inflación) se encuentra en línea con nuestras expectativas y necesidades.

¿Cuál es el riesgo de la deflación, si es que llegase?

La deflación puede convertirse, de forma relativamente rápida, en una espiral peligrosa para una economía, pues podría frenar el consumo y derivar en un estancamiento de la economía. El razonamiento es que si se espera continuidad en ese descenso de precios, los consumidores no gastarán en el momento actual a la espera de hacerlo más adelante cuando podrán hacerlo a un menor precio. Esta situación tendría un efecto dominó en el resto de variables de una economía afectada por este problema. 

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