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Jubilación   7 Ene 2019

La jubilación en Suecia: así funciona uno de los sistemas de pensiones de referencia

Autor

Instituto BBVA de PENSIONES

Transparencia y sostenibilidad, dos de las cualidades que hacen del sistema sueco de pensiones uno de los más reconocidos

La adaptación del sistema de pensiones a las nuevas realidades sociales y económicas es una de las prioridades de los países desarrollados, que han visto saltar las alarmas ante un hecho irrefutable y difícilmente solucionable a corto plazo: la población envejece.

Por un lado, la esperanza de vida aumenta de forma sostenida, un campo en el que España ocupa un papel muy destacado, ya que se estima que antes de mediados de siglo habrá relevado a Japón en lo más alto del ranking. En pocas décadas, la esperanza de vida habrá alcanzado los 90 años, con la vista puesta en los 100 años. A principios de 2018 ya había en España más de 15.000 personas que superaban el siglo de vida y más de medio millón con más de 90 años, más del 1% de la población.

Por otro lado, la tasa de fertilidad se encuentra en niveles muy por debajo de los que garantizarían el reemplazo generacional. En España ronda los 1,34 hijos por mujer, cuando dichos niveles de reemplazo exigirían situarse por encima de 2 hijos por mujer.

¿Qué hacer ante este escenario? Todos los países desarrollados, en mayor o menor medida, han adoptado medidas para adaptar sus sistemas de pensiones al hecho de que los jubilados viven cada vez más años, y por tanto cobran pensiones totales más elevadas. En general, se han adoptado reformas de tipo paramétrico, como elevar la edad de jubilación o incrementar el periodo de cómputo para el cálculo de la pensión, medidas que están siendo gradualmente implementadas en España. Sin embargo, hay países que han profundizado más en las reformas y que, por sus resultados, son considerados modelos a imitar. El caso más conocido es el de Suecia que, además, se adelantó unas décadas a los demás países, anticipando esta necesidad de reformar su sistema.

Las bondades del sistema sueco de pensiones

En 1991 se crea en Suecia una comisión para impulsar la reforma del sistema de pensiones. Una de las claves del éxito sueco fue que se consiguió un amplísimo consenso entre fuerzas políticas en un breve periodo de tiempo. En 1992 se presenta la propuesta de reforma y en 1994 se obtiene el visto bueno del Parlamento. El texto definitivo data de 1998 y en 2001 arranca la reforma. Es en 2003 cuando se producen los primeros pagos bajo este nuevo sistema.

El sistema de pensiones sueco es mixto, es decir, se mezclan elementos de un sistema de reparto y elementos de un sistema de capitalización.

Uno de los atributos más característicos del sistema sueco es que se basa en un modelo de cuentas nocionales. Bajo este sistema, cada trabajador tiene una cuenta ficticia en la que se van anotando las cotizaciones que realiza. Anualmente, se informa a los trabajadores del saldo en su cuenta y, en el momento de jubilarse, su pensión se calcula directamente a partir del saldo acumulado en su cuenta. Esto ofrece un alto grado de transparencia a los trabajadores, que pueden saber en todo momento cuánto percibirían si se jubilan en un momento determinado. Porque esta es otra peculiaridad del sistema sueco: los trabajadores pueden jubilarse en cualquier momento a partir de los 61 años de edad, sin edad límite, sabiendo que su pensión anual será el resultado de dividir el saldo de su cuenta entre la esperanza de vida que se le estime en el momento de retirarse. La relación entre aportación y prestación es muy directa, lo que redunda en la transparencia del sistema, y los trabajadores asumen que cuanto antes se jubilen, menor será su pensión.

Tres niveles de pensión

El sistema sueco se basa en tres niveles, uno no contributivo y dos contributivos:

  • 1. Garantipension: Es el nivel no contributivo, destinado a trabajadores que no han cotizado lo suficiente o que acceden a una pensión cuya cuantía es inferior a un determinado límite. Se financia vía impuestos.
  • 2. Inkonstpension: Se financia mediante contribuciones de empresas y trabajadores (un 16% del salario). Consiste en el modelo de reparto basado en cuentas nocionales descrito anteriormente. Las contribuciones financian las prestaciones y las aportaciones a la cuenta individual se revalorizan anualmente en función del crecimiento medio de los salarios, pero con un mecanismo de ajuste automático: se reduce el tipo de revalorización si se estima que el activo del sistema será inferior a su pasivo, para salvaguardar la estabilidad del mismo.
  • 3. Premiepension: También se financia con contribuciones de empresas y trabajadores (2,5% del salario). En este caso, se trata de un sistema de capitalización en el que los trabajadores pueden aportar a diferentes fondos de pensiones gestionados por entidades privadas. La tasa de cobertura de estos planes de empleo es muy alta, alcanzando a más del 90% de los trabajadores.

El sobre naranja

Otra de las buenas prácticas del sistema sueco consiste en mantener a los trabajadores puntualmente informados sobre sus futuros derechos, lo que les ayuda a tomar importantes decisiones relacionadas con su jubilación. Anualmente envía lo que se conoce como “sobre naranja”, en el que informa a todos los trabajadores sobre el valor actualizado de los derechos acumulados en ambos sistemas contributivos (Inkonstpension y Premiepension).

En España, aunque el Gobierno se comprometió a llevar a cabo una iniciativa similar, no se cuenta con una información tan precisa, pues no se llegó a implementar este envío anual. En su lugar, se puso a disposición de los trabajadores la web “Tu Seguridad Social”, que ofrece información estimada sobre la cuantía de la futura pensión de jubilación. 

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