La nueva era del cuidado a domicilio
Hoy en España hay más de 4,5 millones de personas con más de 75 años y se espera que este número crezca en más de un 35% en la próxima década. Estamos ante una sociedad muy envejecida que va a más y se enfrenta a grandes retos.
La escasez de plazas en residencias y sus altos precios, unido con el deseo de la población de no perder el arraigo con su hogar (el 87 % de los mayores prefiere quedarse en su casa, aunque sea en solitario), muestra un contexto de mercado en el que el cuidado profesional en domicilio se presenta como una necesidad clara.
Es importante tener en cuenta que el cuidado de personas mayores a domicilio debe estar adaptado a las necesidades específicas de cada caso, aquí claramente no vale el café para todos. Poniendo como ejemplo una de las enfermedades más dañinas que afecta a nuestros mayores, el Alzheimer, la causa de demencia más frecuente con al menos 1,2 millones de personas afectadas en España, hay que tener en cuenta que dos personas con Alzheimer nunca son iguales por lo que deberían contar con un cuidador específico para su situación.
En línea con cubrir en cada situación esas necesidades específicas, todos conocemos casos de personas mayores (algunos de ellos con patologías añadidas) que están siendo cuidados por una vecina o vecino con tiempo libre, pero igual que no vamos al peluquero a que nos extraiga una muela (al menos no hoy en día), tampoco deberíamos dejar esta labor tan importante para el bienestar de nuestros seres queridos en manos de personas no cualificadas para ello.
En cualquier caso, un cuidador ideal debería tener una experiencia contrastable y una actitud determinada, contando además con las siguientes cualidades:
- Empatía, siendo capaces de ponerse en el lugar de la persona mayor que en muchas ocasiones está sufriendo a nivel emocional (no solo físico) a causa de su grado de dependencia.
- Paciencia para afrontar situaciones que a otras personas podrían llegar a exasperar.
- Altruismo ya que el cuidado de calidad, aunque sea remunerado supone ciertos gramos de generosidad. Un buen cuidador siempre acaba dando de más.
- Buenas habilidades para resolver problemas imprevistos.
- Organización para establecer las tareas diarias, propias del acompañamiento y cuidado.
En el mundo actual donde las personas mayores, son azotadas por el mal endémico de la soledad, fruto de la pérdida del antiguo contexto vital de pueblo o ciudad “pequeña” (donde abuelos, hijos y nietos estaban cerca unos de otros), contar con personas con la experiencia y las cualidades necesarias para cuidar de nuestros seres queridos se convierte en una cuestión que debería ser de máxima prioridad para la sociedad en general.
Depencare ayuda a las personas mayores a que vivan una vida plena en su propio domicilio, tratando cada caso como único, garantizando de esta manera la tranquilidad de sus familias.
(*) David González Prieto es CEO de Depencare. IMBA por IE Business School y emprendedor de impacto social.
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