¿Cómo funciona el mecanismo de revalorización de las pensiones según el IPC que introduce la nueva reforma?
Esta medida, junto al resto de medidas del primer paquete de reforma , está recogida en el “Anteproyecto de Ley de garantía del poder adquisitivo de las pensiones y de otras medidas de refuerzo de la sostenibilidad financiera y social del sistema público de pensiones”. Se prevé que esté concluida su tramitación y aprobación parlamentaria, para formar parte de la Ley General de Seguridad Social, a finales de este año 2021.
Con este acuerdo, se da cumplimiento a la recomendación 2ª del Pacto de Toledo, garantizando el mantenimiento del poder adquisitivo de las pensiones, así como corrigiendo y eliminando definitivamente la fórmula introducida en 2013, el llamado IRP-Índice de revalorización de las pensiones , cuya aplicación está suspendida desde 2018 y que quedará definitivamente derogada durante este año.
El IRP implicaba la vinculación de la revalorización de las pensiones a una serie de factores, entre ellos el saneamiento de las cuentas de la Seguridad Social (balance entre ingresos y gastos), por lo que, debido al déficit estructural de las mismas, estaba permanente abocado de facto a la revalorización mínima establecida del 0,25%.
De esta forma, se fija un mecanismo estable de revalorización y, a partir de 2022, el 1 de enero de cada año se incrementarán las pensiones de acuerdo con la inflación media anual registrada en noviembre del ejercicio anterior. En el caso de que se produzca un año de IPC negativo, las pensiones quedarán inalteradas.
Además, el acuerdo incluye una evaluación periódica de este nuevo mecanismo de revalorización de las pensiones, que se realizará en el marco del diálogo social cada cinco años.
¿Es positiva esta medida?
La vinculación automática por ley, independientemente de quien gobierne en cada momento, de la revalorización de las pensiones al crecimiento de los precios es una medida muy importante y socialmente protectora, pese a su elevado coste.
No obstante, es preocupante que la medida no es simétrica sino asimétrica: es decir, solo se vincula a la inflación si esta sube. En los años que los precios caen, las pensiones quedarán iguales.
No se tiene en cuenta que la inflación pueda ser negativa, como sucedió en 2014 y 2020. Según apuntan José Antonio Herce y Mercedes Ayuso, del Foro de Expertos del Instituto BBVA de Pensiones , la “no simetría” de la vinculación de las pensiones al IPC aumenta el gasto sin justificación social . La revalorización de las Pensiones según el IPC (asimétricamente) podría suponer un incremento del gasto entre 2,3 y 5 puntos porcentuales del Producto Interior Bruto (PIB).
Téngase en cuenta que desde 2007 los ingresos de los pensionistas han subido alrededor de un 30%, mientras que el salario medio de los trabajadores ha bajado un 10% (principalmente por que las nuevas incorporaciones al mercado laboral, los jóvenes, entran con salarios muy bajos).
¿Es nueva la revalorización de las Pensiones de acuerdo a la inflación?
Si bien no estaba regulado todavía este nuevo mecanismo de vinculación automática, en 2018, 2019, 2020 y 2021, las pensiones se actualizaron según el IPC estimado a inicio de cada año, publicándose casi todos esos años la revalorización en la ley de Presupuestos Generales del Estado.
En 2021 las pensiones contributivas se han revalorizado en un 0,9% (1,8% en el caso de las no contributivas), porcentaje equivalente al IPC estimado a inicio de año para este año 2021 (actualmente el IPC interanual a junio 2021 es del 2,6%). No obstante, el índice de precios al consumo en 2020 cayó en un -0,5%. Por lo tanto, en términos reales, el poder adquisitivo de las pensiones se ha incrementado en un 1,4%.
En 2020 las pensiones (tanto las contributivas como las no contribuciones) se revalorizaron un 0,9% (IPC estimado), si bien en ese año el IPC real fue negativo (-0,5%).
En 2018 y 2019 las pensiones se revalorización en un 1,6%. También hasta 2014, con anterioridad a la introducción del mencionado IRP, las pensiones públicas se revalorizaron según el IPC.
Un ejemplo de lo que podría suponer el nuevo mecanismo de revalorización.
Supongamos que el Índice de Precios al Consumo (IPC):
Creciese un 2,5% en 2021: en 2022, se revalorizarán las pensiones en un 2%.
Creciese un 2% en 2022: en 2023 se revalorizarán las pensiones (sobre la base del 2022) en un 2%.
En 2023 la inflación fuese negativa y cayese un -1%. En el 2024 las pensiones se revalorizarían en el 0% y por lo tanto no perderían poder adquisitivo.
Por lo tanto, si se cumpliesen las hipótesis mostradas, en ese periodo de tiempo de tres años, aunque los precios hubiesen subido en un porcentaje total acumulado un 3,5% neto, en cambio las pensiones se revalorizarían un 4,5%.
Por lo tanto, los pensionistas ganarían poder adquisitivo, ya que sus pensiones subirían más que el coste de la vida, y la tasa de sustitución (es decir, el porcentaje que representa la pensión sobre su último salario) iría creciendo (poco pero algo) respecto a la de la primera pensión que cobraron el primer año jubilados.
Una medida socialmente justa y positiva para los pensionistas , pero mala para la sostenibilidad financiera del sistema que se debería compensar por otras vías.