Las rentas vitalicias, el complemento idóneo a la pensión pública en la jubilación
Entre las muchas ventajas de las rentas vitalicias destaca su aportación a eliminar el riesgo de longevidad, es decir, a sobrevivir a los ahorros
Accede a la presentación: "Naturaleza y defensa de las Rentas Vitalicias" (PDF)
Es un secreto a voces: ahorrar para la jubilación no es una opción, sino una obligación para aquellos que quieran asegurarse un retiro sin sobresaltos. El modelo actual está dando síntomas de agotamiento y al mercado laboral le cuesta recuperar el nivel de cotizaciones previo a la crisis. Si a esto le sumamos que los periodos de jubilación son cada vez más prolongados (vivimos más años pero la edad de jubilación apenas se ha incrementado), la evidencia está servida: las futuras pensiones públicas serán menos generosas, y quienes quieran complementarlas deberán contar con ahorro personal.
Analistas Financieros Internacionales (Afi) ha presentado en la sede de UNESPA su informe “Soluciones para la jubilación. Naturaleza, ventajas, defensa y fomento de las rentas vitalicias en España”, en el que se analiza la realidad actual de las pensiones en España y el papel de las rentas vitalicias como instrumento de provisión de rentas adicionales en la jubilación. El estudio ha sido presentado y codirigido por José Antonio Herce, profesor de Afi y presidente del Foro de Expertos del Instituto BBVA de Pensiones.
La situación actual
Dos datos para la reflexión:
- Los jubilados actuales perderán más de un 25% de su poder adquisitivo de aquí a 20 años. Las reformas de los años 2011 y 2013 provocarán que una persona que se jubile hoy, pierda poder adquisitivo a lo largo de su vida como jubilado cuantificado en 350 euros mensuales.
- La tasa de sustitución de una pensión media podría caer a niveles del 50% hacia mediados de este siglo.
Es importante tener en cuenta además que no solo se trata de ahorrar para la jubilación, sino de generar un ahorro previsional para todo el ciclo vital, con el que hace frente también a contingencias que suelen acaecer en edades avanzadas, como las situaciones de dependencia.
El papel de las rentas vitalicias
Fuera de toda duda la necesidad de ahorrar para la jubilación, el estudio profundiza en las bondades de las rentas vitalicias como fuente de ingresos complementarios en la jubilación. Principalmente, su carácter vitalicio. Estas rentas contribuyen a eliminar el riesgo de longevidad, es decir, el riesgo de sobrevivir a los ahorros, pero también permiten ajustar el consumo de los jubilados durante toda su vida a la cantidad de ahorro disponible, sin dejar de atender el deseo de los titulares de hacer legados a sus herederos.
Además, los recursos que se pueden destinar a constituir una renta vitalicia pueden ser muy variados desde ahorro financiero convencional (depósitos, fondos, acciones...) hasta viviendas, con la ventaja de que las ganancias patrimoniales (plusvalías) realizadas en la transmisión de elementos patrimoniales (hasta 240.000 euros) están exentas siempre que se dediquen íntegramente a la adquisición de una renta vitalicia y el titular de dicho patrimonio tenga 65 o más años.
Las rentas vitalicias tienen una gran flexibilidad para satisfacer las necesidades de sus titulares, por diferentes que éstas sean: se pueden constituir en distintos momentos, la prima a pagar la decide el titular, es posible rescatar parte o todo el capital asegurado, es posible hacer un uso compartido con otra persona del capital asegurado, y también se pueden modular la edad de inicio de su disfrute, así como las prestaciones a lo largo del ciclo de jubilación. Respecto a las rentas financieras, las rentas vitalicias aportan la ventaja de que mutualizan el riesgo de longevidad en beneficio de sus titulares y además tienen una mayor prima de rentabilidad al invertir en activos a muy largo plazo.
Por último, el estudio cuantifica el nivel de ahorro necesario para constituir una renta vitalicia por el importe de 350 euros mensuales que permita amortiguar la pérdida de poder adquisitivo de la pensión pública: 63.000 euros, lo que supone un tercio del patrimonio medio de los hogares con miembros de más de 65 años.