Los retos de los futuros jubilados y cómo hacer frente a ellos
Carreras laborales más prolongadas y necesidad de planificar la jubilación con antelación, algunas claves para los trabajadores actuales
Partiendo de la base de que, aunque deberá posiblemente encarar nuevas reformas para afrontar los importantes retos a los que se enfrenta, la sostenibilidad del sistema de pensiones no está en entredicho, no son pocos los interrogantes que se abren para los trabajadores actuales, especialmente los más jóvenes, respecto a su futura jubilación: ¿a qué edad podré retirarme? ¿Cuánto tendré que trabajar para alcanzar mi pensión completa? ¿Qué periodo de cotizaciones se tomará para el cálculo de mi pensión? Y, sobre todo, ¿cuánto voy a cobrar como jubilado?
El principal reto al que se enfrentan los sistemas de pensiones de países desarrollados, España entre ellos, es de carácter demográfico. Vivimos más años que nunca y con unos niveles de salud y bienestar como nunca antes se habían conocido. Y este es un fenómeno que no tiene visos de detenerse. Si la esperanza de vida actual ronda los 83 años, a mediados del presente siglo podría situarse cerca de los 90 años. En paralelo, tenemos menos hijos que nunca. La tasa de fertilidad actual en España es menos de 1,3 hijos por mujer, una tasa lejana a la que aseguraría el reemplazo generacional de 2,1 hijos por mujer.
Una población envejecida es un verdadero reto para un sistema de pensiones de reparto. Muchos beneficiarios, que además perciben prestaciones durante un periodo creciente de tiempo, y pocos cotizantes. Basten dos datos del caso español para hacernos una idea:
- Si en 2014 había en España 10 personas activas por cada 4 inactivos, en 2044 se estima que habrá 10 activos por cada 7 inactivos. A esta relación se le conoce como tasa de dependencia.
- Actualmente existen aproximadamente 8 millones de españoles con 66 o más años. En 2052 esta cifra se habrá disparado hasta los casi 15 millones.
En este contexto, y con una coyuntura económica inestable, los sistemas de pensiones deben reinventarse en busca de un equilibrio entre su sostenibilidad y su suficiencia. En general, parece que los trabajadores actuales tendrán que trabajar más y durante más tiempo, algo que ya está sucediendo en los principales países desarrollados, en los que la edad de jubilación se encuentra en fase de incremento gradual.
Retos para los futuros pensionistas
La incertidumbre es una variable con la que se debe aprender a lidiar, y lejos de ser un freno a la planificación de la jubilación debe ser un acicate para tratar de asegurarse un retiro tranquilo en cualquier escenario futuro. A este objetivo contribuye, de manera fundamental, la información. Cuánto mejor informados estén los trabajadores, especialmente en lo que respecta al nivel de ingresos del que dispondrán en la jubilación, mejores y más acertadas decisiones podrán adoptar. La pelota está en el tejado de los propios individuos, pero también de los Gobiernos con iniciativas como la que se lleva a cabo en Suecia y que finalmente no se ha puesto en marcha en España: el envío anual de información a los trabajadores sobre su futura pensión estimada.
¿A qué desafíos se enfrentan los trabajadores actuales en lo que concierne a la suficiencia de ingresos en su jubilación, es decir, en lo relativo a asegurarse una jubilación tranquila? Podemos destacar cinco.
- La pensión pública ofrecerá una cobertura menor, lo que implica que habrá que complementarla con ahorro personal si no queremos ver reducido de forma notable el nivel de vida en la jubilación. Lo que antes proveía casi completamente la pensión pública, deberá ser provisto con un mix de pensión pública y rentas procedentes del ahorro personal.
- Las estructuras familiares cambian. La familia ha sido y sigue siendo en España una fuente de apoyo a todos los niveles, pero se están produciendo cambios que pueden restarle protagonismo: mayor movilidad, incorporación de la mujer al mundo laboral o disminución de la natalidad.
- Se sigue ahorrando mucho a través de activos inmobiliarios, pero no es un ahorro líquido y flexible. Cada vez es menos un activo vitalicio y más gente convierte su patrimonio inmobiliario en otro tipo de activos más líquidos para abordar los gastos necesarios en su jubilación. Las generaciones más jóvenes son menos propensas a la adquisición de vivienda y tienden más a optar por el alquiler.
- Dificultad para obtener rentabilidad del ahorro, especialmente en periodos de bajos tipos de interés como el actual. En procesos de planificación financiera a largo plazo, como es el caso de la jubilación, es esencial no solo acumular dinero sino rentabilizarlo, para evitar los perniciosos efectos de la inflación.
- Al objetivo de ahorrar para la jubilación, se unirá otro objetivo consecuencia de la creciente longevidad: ahorrar para posibles situaciones de dependencia. Vivimos cada vez más años y esto incrementará ineludiblemente las necesidades de cuidados, especialmente a partir de determinadas edades.