¿Qué son los fondos cotizados?
También conocidos como ETFs, reúnen características tanto de fondos de inversión tradicionales como de acciones cotizadas
Los fondos cotizados o, por sus siglas en inglés, ETF (Exchange traded funds) son uno de los productos financieros que más crecimiento han experimentado en los últimos años. Sus orígenes se remontan a 1993, cuando se lanzó en Estados Unidos el primer ETF, referenciado al popular índice de la bolsa S&P 500.
Los ETF son productos financieros que podrían considerarse híbridos entre fondos de inversión y acciones, pues reúnen características de ambos. Por un lado, un ETF es una cesta de valores que cotiza en el mercado, y que suelen estar referenciados a índices como el mencionado S&P 500 o, en el caso de España, el Ibex-35. En este caso, el ETF replicaría la composición del Ibex-35 y la rentabilidad del mismo estaría ligada a la rentabilidad de cada una de las acciones que componen el Ibex-35.
En la operativa, el ETF funciona como las acciones. Se puede comprar y vender con la misma facilidad que éstas, varias veces en el día y a tiempo real. El ETF tiene además un valor liquidativo al igual que los fondos de inversión. Este valor estará ligado a la cotización y se determinará al cierre de la jornada.
Principales características de los ETF
- Liquidez: Los fondos cotizados se negocian en tiempo real, y son mucho más líquidos que un fondo de inversión común. Un inversor puede invertir y desinvertir en un mismo ETF varias veces al día durante el horario de negociación bursátil.
- Transparencia: El inversor puede conocer el valor al que se negocia el ETF en cualquier momento del día.
- Comisiones: Las comisiones de gestión y depósito suelen ser más reducidas que las de un fondo de inversión tradicional, dado que en el caso de los ETF lo que se realiza es una gestión pasiva replicando a un índice. Sin embargo, el inversor deberá asumir otro tipo de costes, como aquellos derivados de operar con una cuenta de valores y las comisiones de intermediación en bolsa, como ocurre cuando se negocian acciones.
- Tributación: La fiscalidad de los ETF es similar a la de las acciones. La diferencia entre el importe obtenido en la venta y el satisfecho en la compra de un ETF, es una ganancia/pérdida patrimonial que se integra en la base imponible del ahorro. El tipo a aplicar oscilará entre el 19% y el 23%. A diferencia de los fondos de inversión, en la venta de ETF no se aplica retención a cuenta sobre las ganancias patrimoniales. También a diferencia de éstos, a los ETF no se les aplica a exención de tributación por el traspaso de participaciones, del que sí se benefician los fondos tradicionales. No existe por tanto diferimiento fiscal.
- Dividendos: Algunos ETF ofrecen unos dividendos que se pagan con diversa periodicidad, procedentes de las acciones que componen el índice al que replica.
Al igual que en cualquier otra decisión de inversión, el interesado tiene a su disposición y deberá consultar el folleto informativo, en el que podrá informarse sobre la política de inversión del ETF, comisiones que aplican o perfil de riesgo.