2020 ha dejado tras de sí dolor y mucha incertidumbre, acompañada de una gran crisis económica que el cerrojazo de la actividad ha producido, más dura aún para España por su dependencia sectores que se han visto más afectados, como los servicios y en concreto del turismo. Colateralmente ha dejado otras consecuencias y evidencias en áreas como la previsión social y el ahorro, que reflejamos en estas conclusiones del año.
La importancia del ahorro y de disponer de una bolsa para imprevistos
El cierre súbito de nuestro País el 14 de marzo, con un confinamiento domiciliario que se prolongó durante casi 3 meses, dejó parada la actividad económica salvo las actividades calificadas como esenciales y las que pudieran hacerse a través de trabajo a distancia, y dejo a millones trabajadores en ERTE (*) o en cese de actividad, produciendo una caida dramática de sus ingresos y una situación de necesidad para sus familias.
(*) llego hasta un pico de 3,57 millones de trabajadores en ERTE en abril 2020. En noviembre 2020 ascendió 0,746 millones.
La caótica gestión de las prestaciones contributivas de desempleo derivadas de los ERTE y las asistenciales (el
nuevo Ingreso Mínimo Vital) por el colapso de sus entidades gestoras ( SEPE e INSS) puso en aún más dificultades a muchas familias que no percibieron ingresos durante meses (y/o se endeudaron aún más) teniendo que afrontar los gastos habituales salvo aquellos beneficiados por las moratorias (de
alquileres,
hipotecas y créditos personales).
Uno de los más importantes aprendizajes que COVID19 deja en materia de finanzas individuales es la necesidad de planificación y ser previsor, y la importancia
de disponer de una “mochila” o “bolsa para imprevistos” de ahorro liquido (de al menos 4 a 6 meses de salario)
para afrontar las vicisitudes y momentos difíciles de la vida.
Debería quedarnos grabada la lección de que, una vez descontado de los ingresos que obtenemos los gastos esenciales y la inversión en nuestro desarrollo (formación), el ahorro debería ir antes que el consumo discrecional (gastos no esenciales).
Los Planes de Pensiones están ahí cuando se les necesita
Este instrumento de ahorro ha dado la cara y ha sido uno de los balones de oxígeno en los momentos de mayor ahogo financiero.
Durante el plazo de seis meses (hasta 30/09/2020) desde la entrada en vigor del Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, por el que se declara el estado de alarma por COVID-19, los partícipes de los planes de pensiones pudieron, excepcionalmente, solicitar hacer efectivos sus derechos consolidados si se encuentran en una serie de supuestos, entre los que se encontraban
los casos de trabajadores por cuenta ajena que hubieran pasado a desempleo como consecuencia de ERTE, autónomos que hubieran cesado de actividad o sufrido una caída de ingresos de al menos un 75%, y empresarios titulares de establecimientos cuya apertura al público se hubiera visto suspendida.
Según datos de
Inverco, en España más de
50.000 familias han rescatado parte del capital de sus Planes de Pensiones acogiéndose a alguno de los supuestos de liquidez por COVID-19. Según datos del informe de la OCDE
Ahorro para la jubilación en tiempos de COVID-19 , hasta 30 de septiembre los españoles habían rescatado anticipadamente de planes de pensiones 114 millones de euros para afrontar la crisis.
Además, en los últimos 10 años los Planes de Pensiones han pagado
3.760 millones de € a 693.000 hogares por desempleo o enfermedad grave.
Ahorra, aunque cambie la fiscalidad de los planes de pensiones
La Ley de Presupuestos Generales del Estado-PGE introduce la novedad de la disminución de los límites de deducción de aportaciones a
planes de pensiones individuales y a
PPAs hasta ahora vigentes, pasando del actual de la menor entre 8.000 euros anuales o 30% de los rendimientos netos de trabajo y de actividades económicas, a un límite
máximo de deducción y aportación de 2.000 euros anuales a partir de 1 de enero de 2021.
Ese límite de 2.000 euros podrá incrementarse en hasta otros 8.000 euros adicionales de deducción por contribuciones del empleador a favor del empleado a instrumentos de previsión social empresarial (
planes de pensiones de empleo PPE, PPSE y Mutualidades ).
También se reducirá el límite máximo de deducción por aportaciones a sistemas de previsión social del
cónyuge, que pasará de 2.500 euros anuales a 1.000 euros anuales en 2021.
Esta injustificada penalización a la fiscalidad de los planes de pensiones, cuestionado por
distintas asociaciones profesionales y empresariales y que nos colocará con
la más gravosa fiscalidad entre los países de la Unión Europea y de la OCDE, no obstante
no afecta al dinero (los derechos consolidados) que tengas en planes de pensiones que seguirán capitalizándose e invirtiéndose con normalidad. Solo hará que aquellos excesos de ahorro sobre el nuevo límite máximo sea conveniente que los canalices a otros productos como los
fondos de inversión, seguros de ahorro,
SIALP/CIALP,
PIAS, que además cuentan con una
mejor fiscalidad en el rescate.
Además, puedes aprovechar hasta final de año para aportar y deducirte según los límites todavía vigentes hasta 31/12/2020 (hasta 8.000 euros), incluso adelantando ahorro futuro.
Próximas reformas a la vista en pensiones y previsión social empresarial
Si bien el duro golpe a la previsión social individual, el Gobierno y la Comisión del Pacto de Toledo han manifestado una voluntad decidida de impulsar la previsión social empresarial.
En el plazo máximo de 12 meses desde la entrada en vigor de los PGE de 2021, se creará el
Fondo Público de Pensiones de Empleo que actuará como instrumento de garantía conviviendo en el mercado con los fondos de pensiones de empleo gestionados por entidades privadas, y que tiene la aspiración de desarrollar la previsión empresarial y hacerla llegar a Pymes y autonomos, a través de la reducción de costes de gestión, su simplicidad, y de una competitiva gestión de inversiones.
Hemos manifestado
nuestro apoyo al Superfondo Público, si bien creemos necesario que venga acompañado de otras medidas complementarias, como el establecimiento de un sistema nacional de pensiones de empleo de adscripción automática por defecto que garantice un nivel de aportaciones mínimo y un deber para los empleadores de inscribir a sus empleados en un instrumento de previsión empresarial, o alternativamente al anterior un compromiso firme de los agentes sociales de introducir los compromisos por pensiones a través de la negociación colectiva. Asimismo, el desarrollo de la previsión social empresarial debe ir acompañado del ahorro voluntario a título particular (y no sustitutivo del mismo) el cual debería tener una fiscalidad adecuada.
El año 2020 ha dejado también las
propuestas del Ministerio de Inclusión y Seguridad Social y las 21 recomendaciones del Pacto de Toledo, aprobadas con un consenso total, para la reforma de las Pensiones, y que el Gobierno trabajará para concretar en ley durante el año 2021.
Estas propuestas, además de la mencionada sobre el desarrollo de la previsión empresarial complementaria, están principalmente centradas en 4 bloques:
el mantenimiento del poder adquisitivo de las pensiones (revalorización según IPC), la eliminación de gastos impropios de la Seguridad Social para eliminar su déficit actual, las
medidas que impactaran en el retraso de la edad efectiva de jubilación para acercarla a la edad legal, y la mejora de la cotización de los autónomos. Además, se podría llegar a añadir el incremento hasta 35 del número de años tenidos en cuenta para el cálculo de la base reguladora de la pensión de jubilación. Estas propuestas nos parecen que
van en una senda adecuada y son necesarias, pero no suficientes.
Cierre del año
Con nuestro recuerdo a todos y cada uno de los que se fueron por este devastador virus, a sus familiares y amigos, y con la esperanza de que las nuevas vacunas nos traigan a la senda de la recuperación anímica, económica y social, que lo vivido este año nos haga más fuertes y unidos como sociedad.
Nuestros mejores deseos para 2021.